En los últimos años, el término “emprendimiento” se ha utilizado de manera muy frecuente en todo el mundo. Pero ¿qué significa este término?
EMPRENDIMIENTO es una palabra que proviene del francés “entrepreneur” y significa pionero. Su significado se enfoca a “la capacidad de una persona para hacer un esfuerzo adicional por alcanzar una meta u objetivo”.
No obstante, con el tiempo, este término ha tenido nuevas interpretaciones al referirse “a la persona que inicia una nueva empresa o proyecto” o; a la última interpretación del concepto, en el que el término “emprendimiento” se está enfocando específicamente a “personas con proyectos innovadores o que agregan valor a un producto o servicio que ya existe”.
En mi opinión, la primera definición contiene la esencia del emprendimiento, y me refiero, al “esfuerzo adicional” que desea realizar una persona para alcanzar una meta. Es aquí donde radica el éxito de una meta en el corto, mediano y largo plazo. Sí una persona se fija un objetivo, pero no está dispuesta a esforzarse para lograrla; de nada servirá que su meta sea construir una empresa o que esa empresa sea la más innovadora del mundo.
Así, el emprendimiento es la actitud de una persona para iniciar nuevos proyectos, llevarlos a cabo, conocer el impacto de estos en su vida, en su entorno y, luchar día a día por obtener resultados que la provean de “satisfacción” y un desarrollo en lo personal, profesional y social. Entendiendo la palabra “desarrollo”, como el proceso en el que el individuo transforma y mejora sus ideas y pensamientos adoptando nuevos comportamientos con el objetivo de mejorar su calidad de vida y ser feliz con lo que es, lo que hace y lo que tiene.
Luego entonces ¿por qué escuchamos a las instituciones gubernamentales mexicanas hablar de el aporte o retiro de tantos miles de pesos destinados a institutos que apoyan el emprendimiento? Que, por cierto, en cada cambio de administración, dichos institutos cambian de nombre.
A mi parecer, es porque en México no se entiende la esencia del “emprendimiento” y más aún del “emprendedor”.
El emprendimiento se percibe como el escaparate o refugio de aquel que no está conforme con su trabajo o como respuesta a todos aquellos que no cuentan con un trabajo formal o no tienen un ingreso que satisfaga sus necesidades. Así las personas deciden emprender para “satisfacer necesidades básicas” y, cuando se dan cuenta de todo el esfuerzo que implica, en muchas ocasiones, renuncian a sus proyectos. Aquí es cuando la estadística de las PYMES en México arroja que el 75% de las empresas de nueva creación cierran al terminar el 2º año de operaciones.
Por lo tanto, toda persona que decida emprender debe tener muy claro qué persigue al emprender:
- Satisfacer sus necesidades inmediatas o,
- Hacer del emprendimiento una forma de vida con todo lo que esto implica
Una vez que tengas la respuesta, deberás contestar la siguiente ¿qué es aquello que más te apasiona hacer por lo que no tendrían que pagarte para que lo hagas, que cada que lo haces experimentas felicidad, aquello que podrías hacer más de 8 horas sin parar y aún tener fuerza para mejorar?
Sí ya tienes la respuesta, te recomiendo que empieces a capacitarte para profesionalizar tu pasión. Esto te hará experto en el área que te desarrolles y tendrás la seguridad de ofrecer un producto o servicio “único y diferente” incrementando así tus posibilidades de éxito en el corto, mediano y largo plazo.
Respecto a emprender en el mundo de la belleza te comparto los siguientes modelos de negocio, como opciones para tu inicio en este maravilloso mundo:
Asimismo, te sugiero dar tus primeros pasos acudiendo a conferencias, talleres, workshops, etc., donde encontrarás qué área conecta mejor con tu pasión. Una vez que estés segura del camino que quieres seguir, busca una preparación más profesional con el objetivo de especializarte en el área de tu interés.
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