¡Qué tal! Hoy quiero seguirte contando sobre exfoliación facial, porque sé que hay todo un mundo de desinformación sobre este tema y además, es de los más populares con las cosmetólogas. En este artículo, encontrarás todas las bases para poder crecer y desarrollarte en el mundo del skincare. ¡Sigue leyendo y descubre todo lo que debes saber sobre exfoliantes faciales: qué tipo de exfoliaciones existen, sus beneficios, en qué pieles puedes usarlos… y más.
INTRODUCCIÓN A LOS EXFOLIANTES FACIALES
La exfoliación facial es indispensable en una rutina de cuidados de belleza. Ya que su objetivo es retirar toda la suciedad e impurezas que se acumulan en los poros pero también eliminar las células muertas para dejar la piel suave y luminosa.
Puede ser que los resultados no se noten de inmediato, pero al hacerse correctamente es seguro que obtendrás todos sus beneficios. Entonces… ¿estás lista para tu clase? Empecemos con el primer tópico importante.
OBJETIVOS Y BENEFICIOS DE LA EXFOLIACIÓN FACIAL
La exfoliación ocurre en el estrato córneo o en la capa más superficial de la piel. El objetivo de la exfoliación es retirar las células muertas más superficiales de la epidermis para que se regenere la piel, dejándola limpia, sana, luminosa y joven por mucho más tiempo.
QUÉ SON LOS EXFOLIANTES
Los exfoliantes son productos cosméticos que van a ayudarnos a retirar estas células muertas más superficiales. Cada uno de estos exfoliantes cuentan con una naturaleza o con características diferentes que van a hacer que los podamos utilizar según las necesidades de la piel. De aquí que tengamos exfoliantes físicos o mecánicos, y exfoliantes químicos. Dentro de los exfoliantes físicos o mecánicos tendremos los scrub y los gommages, mientras que en los químicos estarán los ácidos y las enzimas.
EXFOLIANTES FÍSICOS O MECÁNICOS
Los exfoliantes físicos o mecánicos son aquellos que requieren de una manipulación para poder llevar a cabo su objetivo, es decir, los colocamos en la piel y necesitan de una fricción; ya sea con las manos, con una esponja o con un cepillo para poder desprender las células muertas más superficiales.
Un ejemplo de ello son los Scrubs en gel, esos que adentro tienen partículas o grumos y se pueden manipular muy fácilmente en la piel. Vamos a tener dos tipos: los naturales y los sintéticos.
Los naturales se llaman así porque los grumos que contienen provienen de cosas naturales, como por ejemplo: el hueso del durazno, la cáscara de la nuez, el cascarón del huevo, las conchitas de los crustáceos que, al ser triturados, se colocan dentro del gel, y se pueden apachurrar fácilmente. Eso quiere decir que las partículas van a ser irregulares, es decir, unas van a ser chiquitas, otras más grandes, unas van a tener piquitos, y eso hace que este exfoliante sea un poco más abrasivo en comparación con el Scrub sintético.
El scrub sintético: Sus grumos provienen de polímeros, por lo que parecen esferas, y esto hace que sea un exfoliante mucho más suave. Por estas características, yo te recomiendo que un scrub natural lo apliques de preferencia en una piel grasa o normal, mientras que un scrub sintético lo ocupes en una piel seca, pues suelen ser un poco más sensibles.
En cualquiera de los de los tipos de piel, si presentan enrojecimiento, ardor, picor o comezón, de preferencia no hagas la exfoliación, pero si lo haces elige un scrub que sea sintético.
El gommage: son productos que se aplican como una crema en el rostro que se deja secar, y se retira con fricción para decirle adiós a las células muertas. En este caso, puedes utilizar un gommage en una piel grasa, seca o normal sin ningún problema. Sin embargo, al tener cualquiera de estas pieles signos de sensibilidad, no lo apliques, ya que al hacer la fricción podemos irritar más la piel.
El gommage es para pieles maduras, es decir, arriba de 45 o 50 años, y para las pieles secas tiene un beneficio adicional, es decir, retira las células muertas pero además va a provocar mayor nutrición, mayor oxigenación y eso hará que la piel se vea más viva, chapeadita y luminosa.
EXFOLIANTES QUÍMICOS
En el caso vamos a tener por un lado los ácidos que son los alfa-hidroxiácidos que provienen de las frutas. Frutas como la manzana, uva, de semillas o incluso de la leche.
En este caso podemos tener diferentes ácidos cosméticos: glicólico, láctico, tartárico, mandélico, málico, entre muchos otros. Las AHAS de preferencia aplicalas a las pieles normales o secas; en las grasas no te lo recomiendo porque por sus características químicas no es fácil que pasen la capita de sebo que tenemos de protección, entonces no va a llegar a hacer la función para lo que lo requerimos. Cuando hay síntomas de una piel sensible, tampoco apliques los alfa-hidroxiácidos.
Existe otro tipo de ácidos como son los beta-hidroxiácidos. Un ejemplo de esto es el ácido salicílico que proviene del sauce. Este se puede utilizar muy bien en las pieles que son grasas, ya que este sí puede pasar esa barrera de cebito y hacer la exfoliación sin ningún problema.
En el caso de los exfoliantes enzimáticos, estos provienen de las enzimas, como la papaya y la piña, los puedes aplicar en una piel seca, en una piel normal o en una piel grasa sin ningún problema. Los puedes aplicar ya que difícilmente van a provocar irritación, incluso podrás aplicarlos en una piel sensible.
¡Bien! Después de esta clase, y las recomendaciones que te acabo de dar, estarás lista para poder comprar y elegir qué producto cosmético o exfoliante facial debes de utilizar según las necesidades de cada una de las pieles que vas a atender. Con esto ofrecerás mejores resultados a cada uno de tus clientes.
Verás lo mucho que les gustarán los resultados: la piel rejuvenecida y luminosa. Y al ser una experta en cuidado de la piel, comenzarás a tener más y más clientes.
Si te gustó este blog… ¡espera lo que vendrá en el siguiente! Si los temas de belleza te encantan tanto como a mí, estás lista para dar un siguiente paso: convertirte en una cosmetóloga profesional, y yo tengo un curso con el que podrás comenzar tu profesionalización, checa los detalles y convéncete de esta increíble decisión.
